Era 27 de junio del 2004 y mi gran incertidumbre de la mañana era si ocupar o no ocupar una leche con chocolate para preparar el puré más dulce que había comido en mi vida. Eran mis días de explorador del grupo de Scouts San Alberto Hurtado, el cual habíamos salido de campamento a la “Isla Santa María” a la salida de Antofagasta, no habíamos llevado leche para cocinar el puré y la decisión era, comer solo un atún o acompañarlo con un puré achocolatado, ganó el chocolate, siempre ganan los chocolates.
Eran las 16 horas y yo miraba mi reloj insistentemente, aún no llegaba el bus que nos llevaría de vuelta a la perla del norte, mi preocupación cada vez iba creciendo, necesitaba estar a las 17 horas en mi casa, ya que la U jugaba la final contra Cobreloa en Calama y no me lo podía perder.
Fue un campeonato muy irregular para la U, clasificamos segundo en nuestro grupo y en la quinta posición de la tabla general, pero era un campeonato extraño, al estilo mexicano donde nos dividieron por grupos donde clasificaban 12 equipos, después se iba jugando cuartos, semis y la final, donde por cosas del destino llegó el mejor equipo del torneo, el bicampeón del futbol Chileno, el Cobreloa de Galaz y al U de Chile de Gioino, Rivarola y Herrera, el héroe de los 12 pasos.
Eran las cuatro con treinta minutos y recién llegaba el bus que nos traería de vuelta a nuestros hogares, tío ponga el partido, la previa para ir escuchándola, el chofer era del Colo así que imagínense Uds. Como me fue.
Por suerte uno de los dirigentes a cargo del grupo era Chuncho, el tío nino, le pedí que pusieran el partido y tuvo que acceder, 15 minutos del primer tiempo y la U empataba a cero con los zorros de desierto.
Córner y Fuentes se eleva y le gana a todos los defensas azules, era el gol para Cobreloa en los 34 minutos del primer tiempo y el grito de varios de mis amigos en el bus que eran colo colinos me hizo ponerme rojo de rabia y gritarle improperios a varios.
Fue un viaje eterno, la U iba perdiendo y no podía verlo, no podía realizar mis cábalas con mi viejo, fue una tortura, la señal de la radio Santiago donde relataba el Pepe Hormazabal se perdía en cada cuesta que se metía el bus, mis nervios aumentaban cada vez que Galaz agarraba la pelota, fue un partido y un viaje e vuelta sufrido.
Rivarola le ponía un pase en profundidad a Martínez, el Chino, el hermano mayor del Seba, nuestro rasta querido no alcanzaba a llegar pero un pie bendito de Esteban González desvía la pelota y la clava en su propio arco a los 7 minutos del segundo tiempo, era el empate de la gloriosa y mis grito de júbilo y mis dedos del al medio elevados hacia el fondo del bus fueron un hecho que marcaría mi destino. Me elevaron a chuchadas y los naranjazos volaban de un lado a otro del bus.
Llegamos a Antofagasta y el partido aun continuaban, 1 a 1 el marcador y nos íbamos al tiempo de alargue porque en Santiago también habíamos empatado pero a cero. Se jugaron dos tiempos suplementatios de 15 minutos donde tampoco nos hicimos daño. Alcance justo a llegar a la definición a penales, mi vijoe estaba sentado en el living de mi casa, con el equipo a todo volumen escuchando la Sintonía Azul de Radio Santiago, me gustaba el relato del Pepe cuando gritaba azul azul azul azul.
Comenzaron los penales y yo no podía estar sentado escuchando, me paseaba como león enjaulado de un lado para otro, primer penal y lo pateaba la “Nona” Muñoz para la U. Muy mal pateado, al medio, quería asegurar pero no le funciono. Se llevó las mismas chuchadas que acumule de mis compañeros en el bus.
Fernando Cornejo, el histórico del gol en Argentina, el del empate 1 a 1 pateaba también al centro, y Johnny Cristian sacudía su capa y lograba contener el disparo del Cobreloíno, estábamos iguales, la U volvía a la carrera por el título.
Nelson Pinto, Mauricio Tampe y Sergio Gioino cumplieron con sus penales y dejaban a la U a un gol de coronarse campeón, toda la responsabilidad caía en un solo hombre JOHNNY CRISTIAN HERRERA MUÑOZ.
Johnny era un show aparte, en los penales les gritó a todos los designados de Cobreloa, les hablaba, les indicaba donde patearle, ¡¡fuuuuuuerteeee!! ¡Pateaaalo fuerrrteee! le decía a Galaz.
Llego el momento donde el Superboy le tocó agarrar le balón, colocarse ante su amigo el arco, ese mismo que lo cobijo durante 120 minutos, 4 penales, ahora era el portero el que tenía que echarla adentro, el que tenía que batir a su colega, le que iba a convertirse en un héroe azul, a heredar la capa del gran Superman, para no soltarla jamás. Ese día el Flaco Herrera nos daría una de tantas alegría, tomó le balón, comenzó a aplastar el pasto del punto penal, todo un ritual, la gente le gritaba Herreraaaaaaaa, vo soy maaaaaloooooo, pa afueraaaaaa. A Johnny no s ele movía un musculo. Chandía lo apuraba, le show era mucho. Herrera frente a Ortega, Herrera frente a la historia, Herrera y la 12 que comenzaba a bajar.
Tomó mucha distancia, la gente expectante ante el tiro del que los tenía que atajar, habían pasado 4 años desde que la U no podía gritar campeón y en los pies de Johnny nacía la alegría. Suena el silbato y Johnny corría hacia el punto penal, daba unos saltitos y lo patea con el alma al lado izquierdo del portero. Goooooooooooooooooool de Johnny, gol de Herrera, gol del Superboy y la U bajaba la 12, la U se coronaba campeón en el norte le arruinaba el Tri Campeonato a los Zorros del Desierto, la U y toda su gente veía esa tarde noche nacer una leyenda bajo los 3 palos del pórtico Azul, era la génesis del histórico, del soberbio, del capitán con o sin jineta Johnny Herrera nuestro Héroe Azul.