• Mié. Feb 12th, 2025

El gol del «Fantasista» ante Curicó Unido significó cortar la sequía de más de tres años de David Pizarro sin anotar. Sin embargo, también significó el reencuentro del menudo volante con la celebración propia en la U, una espera que duró 16 años, cuando en el 2001 llegó proveniente de Udinese para jugar seis meses en el cuadro mágico.

Minuto 89 del pálido partido entre la U y Curicó Unido, el árbitro Gamboa decreta penal en una dudosa jugada y los azules deben aprovechar la oportunidad. No hay un lanzador designado, así que Gonzalo Jara se envalentona y pide ejecutar la pena máxima, no obstante, David Pizarro se tenía una fe enorme y decidió él patear. Con jerarquía y decisión, el «Enano de la Providencia» engañó al arquero y puso el 1 a 0 que, a la postre, sería el resultado definitivo.

Ese momento no sólo significó la algarabía de las huestes azules, sino también el reencuentro de Pizarro con las redes vistiendo la U roja en el pecho. En el año 2001, el volante era un promisorio futbolista que, a punta de lujos y cachañas,  deslumbraba a la prensa de la época. Sin embargo, tras un exitoso sudamericano Sub 20 en 1999 con la Selección Chilena, Santiago Wanderers vendió su carta al Udinese de Italia, donde tuvo una lenta y difícil adaptación al fútbol europeo.

Es ahí donde entra la U, quien ese verano logró el préstamo de «Pek» por seis meses para que disputase la primera rueda del torneo nacional y la Copa Libertadores. Sus primeros partidos fueron tremendos, marcando goles y demostrando un juego fuera de serie. Sin embargo, las constantes lesiones mermaron que su continuidad en el elenco azul destellara aún más. Goles ante Sport Boys y Palmeiras en el ámbito internacional y uno a Santiago Morning, son los recuerdos más dulces que los bullangueros teníamos del pequeño volante.

Eso hasta este año. Santiago Wanderers lo desechó y la U lo cobijó sumándolo a su plantel, donde logró cumplir el sueño de ser campeón en Chile y ser, por fin, «Profeta en su tierra». Pero faltaba algo, Pizarro no había marcado ningún tanto en el título número 18, por lo que el penal ante Curicó fue el momento adecuado.

Después tuvo el segundo, pero el arquero estuvo brillante. Sin embargo, eso no quita la sensación de felicidad de ver a Pizarro celebrando nuevamente un gol propio.

La vida y el fútbol dan revanchas y David lo sabe, aunque eso demore 16 años.

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