Estamos en la previa de un día diferente y Nicolás Quiero quiere expresar lo que siente esta semana.
Esta semana es especial, la ansiedad y los nervios nos piden que llegue el dia domingo,que el señor arbitro comience el encuentro, nos imaginamos durante muchos días las formaciones y los resultados,que juegue Valencia, que Fariña de 10,dos volantes de quite, que Canales con Ubilla en delantera; se murmulla entre la gente en distintos lugares la vega,el mercado, el puerto,las caletas de Chile y en el extranjero también, mucho de lo sabroso que tiene un superclásico.
Este domingo se juega el clásico 179, un clásico donde no somos favoritos,donde la estadística y el nivel futbolístico no nos acompaña, pero como dice un refrán antiguo «Los clásicos son partidos aparte, son campeonatos apartes» y puede estar para cualquiera de los dos conjuntos.
Desde el viernes -con el banderazo- se empieza a vivir la mística, la pasión,el optimismo y la fe de un clásico, el estadio nacional estará colmado hasta las banderas apoyando y alentando al León como cada vez, porque cuando el hincha azul ve mal a su equipo, mayor es el amor y la lealtad hacia nuestros colores.
Desde las butacas los hinchas tendremos el deber de levantar a esos 11 jugadores a esos 18 convocados, al cuerpo técnico, a motivarlos y demostrar cuanto daríamos de nuestra vida por estar en ese rectángulo verde de emociones. Dejemos la voz, la garganta, el sudor y las lágrimas de emoción todo para alentar a nuestro amor de la vida.
Jugadores antes estuvimos, ahora estamos y siempre estaremos alentando y apoyando al equipo, corran, metan, dejen la piel en la cancha por ustedes, por sus familias, por el club,por sus funcionarios, por nosotros.
Por Nicolás Quiero