En el estadio Elías Figueroa de Valparaíso, Universidad de Chile recibía la visita de Unión Española.
El conjunto laico venía cuestionado por sus últimos resultados en el torneo nacional, con esa presión salían los azules al pasto de Playa Ancha.
En el inicio, los hispanos salieron con todo, llegando a tener un jugada que terminó en el travesaño local, daba la sensación que el conjunto de colonia tenía más con que hacer daño de lo que tenían los universitarios.
La U jugaba en base a sus posibilidad e intentaba aguantar el chaparrón rojo, para armar algo de juego, tenía en Vargas su principal arma y conexión con sus delanteros. En el otro arco, los rojos aprovechaban los segundos balones y las jugadas paradas crear peligro real en el local.
Universidad de Chile logró acercarse al arco visitante en dos ocasiones, la primera fue errada por Muñoz y la segunda besó la red tras un remate de Brun. Con el 1-0 en el marcador se fueron a descanso.
En el complemento se desató la furia roja, entró Bastián Yáñez y fue factor de inmediato, la U retrocedió y entregó el balón a la visita, que tenía las ocasiones más claras. A esta altura, el empate era lo mínimo que merecía el cuadro de colonia, el partido se jugaba en los 30 metros de campo azul y no había forma de salir.
Los estudiantiles estaban totalmente sitiados, con el reloj como único aliado, el tiempo avanzaba y el 1-0 se mantenía, a pesar de todas las ocasiones generadas por Unión Española que fueron desperdiciadas por la impericia de sus delanteros y por la soberbia actuación de Cristóbal Campos, quien por lo menos tuvo 4 tapadas de partido.
Cuando el partido terminaba, un tremendo error del portero Pinto generó el gol de rebote de Osorio y decreta el 2-0 final, un triunfo que entrega aire en el CDA pero que en el juego solo dejó dudas.