Universidad de Chile volvió a Santa Laura después de casi un año y el resultado no fue para nada bueno, lo peor es que no fue lo único malo en los pastos de la catedral del fútbol chileno.
El partido prometía y cumplió en el inicio, un partido con una visita insolente que proyectaba a sus marcadores de punta y se posicionaba en el campo local. Unión se sorprendió con esa actitud estudiantil y le costó unos minutos posicionarse en el partido. Con eso, empezó un ida y vuelta que no le convenía a la visita. Y así fue, el golpe a golpe sólo duró algunos rounds, pero ya a los 15 minutos la U había entendido que le fuego contra fuego solo iba a generar una derrota. El equipo se echó un poco atrás y después otro poco atrás.
Pero aún así, la U encontraba espacios, la capacidad ofensiva de la española no conversa siempre con su retroceso, en eso Montillo pudo hilvanar jugadas con Aranguiz llegando con peligro al arco de Sánchez. Y en un balón recuperado por Rodríguez y apurado por Moya, Larrivey definió con calidad y anotó la apertura de la cuenta.
El gol lo sintió Unión, pero más la U, quien siguió retrocediendo de apoco en el gramado de Independencia. En ese retroceso se veían más las deferencias de velocidades entre los punteros hispanos y los marcadores de punta laicos. Llevado a la fórmula 1, Ferrari se vistió de blanco y Mercedes estaba de rojo.
Pero el punto definitivo de quiebre y donde la U terminó de perder el partido (a pesar de ir ganando) fue en la salida de Aránguiz, no porque estuviera haciendo un gran partido sino porque los de Caputto perdieron 3 cosas que jamás recuperaron: velocidad, despliegue y sobre todo una descarga ofensiva para Montillo. Sin Pablo, Walter no tenía con quien conversar con el balón al piso, y por ende los volantes rojos solo tenían que marcar a un jugador. Pan comido para volantes con despliegue, intensidad y buen pie. Lo otro que agregó un ingrediente a la tormenta perfecta es que el cambio de Aránguiz fue Cornejo, quien aportaba un poco menos de intensidad, pero bastante menos velocidad y, por su puesto, menos creación de fútbol. El medio terreno local adelantó sus líneas y arrinconó a la visita como un gato a un ratón.
Pero, la U seguía ganando y parecía que así se iba a ir al descanso, sin merecerlo, pero ganaba igual. Hasta que en la última jugada del primer lapso Carlos Palacios se cambia de banda, deja de seña a Matías (otro partido más en que ocurre eso), centro atrás y gol del otro Palacios, Cristian. Mismo gol que hicieron Palestino, Colo-Colo y Cobresal en los partidos anteriores.
El complemento volvió a encontrar a la U en posiciones más adelantadas, jugando el partido que no les convenía jugar: el del golpe a golpe.
Lo tuvo la visita en un par de aproximaciones, pero la Unión llegaba a fondo con mucho peligro. En una de esas llegadas, Osvaldo González pierde la marca (por enésima vez) del charrúa Palacios y el tiro libre es transformado en gol por el mejor jugador de la cancha: Mario Sandoval. En este tanto vemos dos errores, primero el gol es en el palo del arquero y segundo Osvaldo González se agacha y permite que pase el balón. Terrible.
El partido siguió de ida y vuelta pero Unión tuvo ocasiones mucho más claras con 2 tiros en los postes. Si la U no estaba en KO solo era por la impericia local.
Lentamente el ritmo del partido le pasó la cuenta a los laicos, mientras los de Independencia seguía enteros físicamente. En la medida que avanzaba el reloj las diferencias se acrecentaban, en juego, despliegue y en precisión. Por eso no extrañó que Unión llegará a la tercera conquista. Y con eso, el partido como expresión de lucha se acabó aunque quedaran minutos para que eso sucediera.
Posiblemente la U no pase problemas con el descenso como en el año pasado, pero está muy lejos en términos de juego de pelear el título. De los equipos que juegan bien solo le ha ganado a Unión La Calera, el resto son el empate con Palestino y la caída contra Unión Española.
Para pelear la corona, Universidad de Chile, deberá tener un salto cualitativo, pero parece que desde el plantel y la pizarra el equipo no encuentra las variantes necesarias para competir. El tiempo apremia porque en una semana los azules van a Las Condes a jugar contra el super líder, Universidad Católica.
El panorama es complejo, pues una derrota con los cruzados dejaría a los laicos fuera de la lucha por el título con menos de la primera rueda jugada. Muy temprano para un equipo grande que caería en lo peor que le puede pasar a un club de alta convocatoria: pelear por nada y caer en la intrascendencia. Pero la realidad actual es que el nivel de diferencias técnicas, tácticas y físicas que vimos en Santa Laura no hacen pronosticar un buen futuro.
@avalenzuelapi