Universidad de Chile se juega el campeonato y el honor en la versión 199 del Clásico Universitario, que disputará en condición de visitante en el Estadio Santa Laura, con un aforo autorizado de 16.000 hinchas visitantes.
Los azules, segundos con 58 puntos, preparan un esquema similar al que enfrentó a Unión La Calera, planteando un 3-4-3 con centrales naturales, laterales volantes y dos mediocentros. Los dirigidos del Profesor Álvarez iniciarían con Castellón bajo los 3 tubos, Calderón como líbero, con los stoppers Zaldivia y Formiliano; Morales y Hormazábal oficiarán de laterales volantes, mientras que Aránguiz y Marcelo Díaz se tomarán el medio; en ofensiva, se contará con los extremos Fernández y Guerrero, dejando a Palacios como eje de ataque.
La «U» llega a este duelo tras clasificar a la final de Copa Chile, venciendo la llave directa de semifinales ante Coquimbo Unido. Los azules contaron con las bajas de Zaldivia, Morales, Hormazábal y Guerrero, quiénes se encontraban concentrados con la Selección en sus duelos de Eliminatorias, además de la de Tamayo, con su selección, y la de Vásquez, quién aún se está recuperando de su lesión. Gustavo Álvarez haría una modificación táctica para esta confrontación, y, entendiendo que la clave del partido estaría en el mediocampo, agrega un quinto mediocampista, de tal manera de generar superioridad a la hora de la salida, y poder sobrepasar a la línea de 3 delanteros que ejercen presión sobre los centrales, y los 4 mediocampistas que asfixian a los receptores más cercanos. Para ello, sacrificó a un delantero, presentando un 3-5-2 en ambos partidos.
La ida se jugaría en Coquimbo, en condiciones muy adversas, toda vez que el equipo sufriría el fallecimiento del masoterapeuta Lorenzo Prieto, quién estaba concentrado junto a la delegación. Los titulares serían Toselli; Formiliano, Calderón y Ojeda; Antonio Díaz, Aránguiz, Mateos, Poblete y Sepúlveda; Palacios y Fernández. En este duelo, los azules (que vistieron de morado), serían ampliamente superados por un equipo pirata que tuvo en Azocar a su principal agente ofensivo, quién venció a Antonio Díaz en cada uno de los duelos que tuvieron. La «U» se vio asfixiada en la salida, sobre todo por las complicaciones que los 3 de atrás tenían para salir, además de tener a un flojo Mateos como volante central. En el entretiempo, Álvarez daría ingreso a Assadi por Antonio Díaz, sin embargo, la U no sería capaz de complicar a un muy ordenado local, siendo éstos los que llegaron con mayor peligro, sobre todo en los últimos 15 minutos, generando varias aproximaciones que inquietaron a Toselli.
El duelo de vuelta presentaría a una Universidad de Chile mucho más sólida, tomando el rol protagónico del partido desde el primer minuto. En la titularidad, las novedades serían los ingresos de Marcelo Díaz por Mateos, de Castro por Antonio Díaz, y de Castellón por Toselli, todos puesto por puesto. En la primera etapa, la «U» mostró una abierta superioridad ante el rival, llegando con mucha frecuencia a la portería de Sánchez, pero si con imprecisiones tanto en el último pase como en la definición. En efecto, Nano Díaz haría una doble sustitución antes del entretiempo, en parte por la lesión de Chandía, pero también porque no estaba contento con el rendimiento de sus dirigidos. Los ingresos de Assadi, por Poblete, y de Guerra, por Palacios, buscaron mejorar la capacidad de concretar situaciones de riesgo, colocando jugadores de más toque en los últimos metros. Sin embargo, los azules perderían claridad en medio terreno, y se irían desdibujando conforme pasaron los minutos. La lesión de José Castro también complicaría a Álvarez, quien daría ingreso a Antonio Díaz a los 63′. Viendo que cada vez era más difícil generar llegadas con profundidad, y que Coquimbo estaba cómodo esperando la definición a penales, a los 78′, el DT se la juega colocando a Pons en reemplazo de Ojeda. Con ello, recompondría una linea de 4 en defensa, retrocediendo (nominalmente) a los laterales volantes a la linea de defensa, dejando libres a Fernández y Assadi para que aprovecharan los espacios que hubieran hacia el medio o las bandas, y teniendo a Guerra como segunda punta y Pons cazando balones arriba. Y cuando las esperanzas se diluían al ver que Pons fallaba un gol en inmejorable posición a los 87′, sería el 18 quién, en el minuto 89′, tendría su revancha personal, empalmando una habilitación de Assadi, fruto de una gran jugada por banda de Lucas. El gol daría lugar al júbilo de los hinchas, pero también a la batalla en la cancha, donde Chávez, el delantero centro pirata, se saldría de sus casillas, generando una gresca donde él y Calderón serían expulsados. El partido se reanudaría con los visitantes buscando una ocasión para empatar, pero fueron muy bien contenidos por la U.