En el estadio La Granja de Curicó, Universidad Chile salió a buscar una nueva victoria luego de superar a Deportes Melipilla a mitad de semana.
Pero no solo los azules estaban necesitados de victorias, también lo estaba el rival, Curicó Unido, y es por eso que el elenco local empezó presionando e imponiendo sus términos, así llegó a la primera llegada de real peligro.
El partido se seguía jugando según los términos que imponía el equipo tortero, la U no encontraba respuesta alguna ni desde lo individual ni colectivo. Precisamente eso era lo peor, el colectivo no aparecía y los maulinos seguían dominando sin resistencia alguna.
Tanta insistencia curicana encontró premio, cerca del final del primer tiempo con un grotesco penal de Osvaldo González que Coniglio transformó en gol. 1-0.
El segundo tiempo pilló a una visita más insolente, pero antes de siquiera asomarse en la puerta local, tuvo un gran golpe de suerte. Porque Franco Lobos encontró un balón en que el arquero local no pudo llegar por un choque con un defensa. Empate y gol de camarín.
Pero el fútbol tiene esas cosas extrañas, cuando menos lo merecía, la U se topó con la posibilidad de adelantarse en la cuenta, el golaeador Larrivey agarró un balón afuera del área y la mandó a guardar. Golazo.
El duelo se volvió trabado, a Curicó le costó sacarse los goles de encima y los laicos decidieron no arriesgar. Pero en el minuto 70, el VAR rectificó una tarjeta roja a Benegas, lo que provocó la ira de Fernando De Paul. En 120 segundos la U pasó de tener un hombre más a tener un jugador menos. Un desastre.
Curicó se envalentonó, buscó el empate y estuvo cerca de conseguirlo. Los azules tendían a echarse atrás pero aun así pasaban susto.
El duelo finalizó con el triunfo de la U, el segundo en línea para quedar en la sexta posición en el torneo. Una victoria que tuvo mucho sufrimiento y que en muchos momentos fue totalmente y absolutamente inmerecida.