Hoy es un día especial para los bullangueros, como siempre son los clásicos. Sobre todo para los chunchitos más jóvenes, que han sufrido la frustración de acompañar a la U en estos años sin ganar en el Monumental. Hoy les escribo a ustedes, que han sabido amar a la U incluso si tienen que aguantar que sus compañeros los molesten por no tener estadio y pelear el descenso.
Y es que este pueblo azul es especial. Estoy seguro que están ansiosos esperando el partido, sin importar que los anteriores 19 años las cosas hayan ido mal (porque el 2004 le ganamos de visita 4-0 al indio de visita, aunque la prensa no quiera acordarse). No importa si el rival viene jugando mejor, o tal vez nosotros. Yo se que harás lo mismo de todos los años. Con tu viejo, tu vieja, tus amigos, tus abuelos, incluso solo. Ahí vas a estar, con tu camiseta azul con la U roja en el pecho, lleno de esperanza por romper la mala racha.
Pero sabes, no estás solo. Esta camiseta de luchadores ha sabido vencer cada dificultad que ha vivido. Desde que tus bisabuelos vieron, en 1940, al Pulpo Simián y el Cañón Alonso demostrarle al país que la Universidad de Chile no sólo está para estudiar, sino que también para jugar fútbol. Y cuando tus abuelos hicieron que el Chuncho se volviera grande, gigante, con ese Ballet Azul que fue campeón 6 veces entre 1959 y 1969, y que hasta empujó a la selección chilena a ser tercera en un mundial. Con Leonel, el Tanque Campos, Braulio Musso, Sergio Navarro… son tantos ídolos que seguro nombro 4 y dejo fuera 15.
También yo tuve que aprender a esperar. Incluso teniendo grandes jugadores, como Alberto Quintano, el Chico Hoffens o Mariano Puyol, nosotros también tuvimos que aguantarnos las malas. Hasta nos fuimos a Segunda el 89, y ese día juramos volver a ser grandes como el Ballet. No importó que la Casa de Estudios quisiera cerrar a la U el 91. El Doctor Orozco construyó una nueva U, con un superhéroe como Superman Vargas, con un matador como Marcelo Salas, y con un capitán como Lucho Mussri, que nació justo el año en que fuimos campeones por última vez. Y tu sabes que nos fue bien. El Lulo nos sacó campeones el 94 y el 95, el Profe Vaccia el 99 y el 2000. Y después seguimos haciendo historia. 11 campeonatos nacionales y la Copa Sudamericana llegaron desde que la hinchada despidió a nuestros guerreros ese 15 de enero del 1989.
Por eso, a pesar que se que han sufrido mucho, también estoy seguro que ustedes van a romper la maldición. Cada partido que vimos, cada gol que gritamos, cada canción en que rompimos la voz, nos enseñó el camino. Así como tus bisabuelos, tus abuelos, y tus padres…. y también como tu mamá vio a la Profe Isabel ser multicampeona del futbol amateur femenino, y después tus hermanas vieron a la Sonya, a la Feña y a la Dani conquistar el profesional. Todos estamos contigo. Hoy llegó el momento de Campos, Castro, Casanova, Zaldivia, Andía, Ojeda, Mateos, Osorio, Poblete, Fernández, Guerra, de los suplentes, como Assadi y Domínguez, pero también de todos ustedes, que tienen esta locura en su sangre y su cabeza. Brindaremos camaradas por seguir con esta pasión incluso cuando parecía imposible…