Esta columna debe considerarse una continuidad de la publicada antes de ayer, en la que me preguntaba cuál era la idea de juntar a Beccacece y Bonini para dirigir a la “U”.
“Aceptamos la venida de Luis Bonini para reforzar el área física y algunas cosas de relaciones con el plantel.” De esta manera, Carlos Heller respondía en parte durante la conferencia de prensa de ayer la duda que expresara en dicha columna acerca de cuál era la idea para la incorporación del ex ayudante de Marcelo Bielsa. A esta hora sin embargo, se habla de un segundo profesional preparador físico que también llegaría al equipo de Sebastián Beccacece, por lo que la aseveración del presidente queda un tanto en duda y uno tendría que asumir que su misión será la segunda: ordenar el tema de las aparentes malas relaciones del DT con el plantel. En un contraste que sólo ayuda a confundir un tanto más, el asesor deportivo Diego Rivarola declararía también ayer al respecto “lo del manejo del grupo de Bonini es algo relativo.”
Pero el máximo dirigente tuvo espacio para emitir una autocrítica bastante severa en lo personal y corporativo: “Si a veces no funcionan las cosas en la cancha, por supuesto que los directores somos los responsables”, desdiciéndose o disculpándose en cierta forma de inmediato con la expresión “Los directores no entramos a la cancha a jugar”, para agregar luego, como para que todos entendamos lo mal que lo puede estar pasando “El dolor que tengo yo, y las noches sin dormir son muchas. Anoche no dormí, me despertaba mil veces pensando en esta reunión de directorio.” Este columnista se puede preguntar legítimamente entonces: y el resto de los directores, sus gerentes, sus técnicos y sus funcionarios de confianza, ¿duermen bien?
Lo que nos puede servir a los hinchas para darnos de alguna manera por notificados estuvo contenido en otras reflexiones o respuestas del presidente de la concesionaria, como por ejemplo “Beccacece está cediendo a un contrato a largo plazo por un vínculo a 6 meses. Hubo un cambio de contrato.” Para abundar y profundizar con “si no alcanza las expectativas que le puso el directorio, él no sigue” porque, según aseveró, “hay una diversidad de cosas en su continuidad, pero más que nada tenemos que creer en su proyecto.” Anticipándonos de paso acerca de que las posibilidades de que el DT confirmado arme su propio plantel, a su gusto, sin límite de incorporaciones, que sea “su” equipo como tan repetidamente se ha leído o escuchado, no pasa de ser una quimera y serán muy acotadas: “Hay recursos muy limitados para jugadores, pero vamos a hacer un esfuerzo para poder afrontar las pérdidas que tuvimos”, previniéndonos de una obviedad: “si nos va mal en lo deportivo, nos va a ir mal en todos los aspectos.”
Pese a que no fue la última respuesta del regente máximo, por su extraña o desafortunada naturaleza la he dejado expresamente para el final: “Nosotros ponemos el circo y los payasos son ellos. Ellos son los que tienen que hacer el espectáculo para que los aplauda la gente.”
Debo aclarar que respeto y admiro mucho al gremio circense y que las siguientes preguntas no reflejan ningún tipo de burla hacia su sacrificado trabajo. Muy por el contario.
Porque OK, el circo lo pondrían ellos, los dirigentes. Los payasos serían los jugadores.
¿Qué papel tiene entonces en dicho elenco el DT Beccacece?, ¿Es el presentador de los artistas?, ¿Es un payaso más?, ¿Es el director de la banda musical?
¿Y cuál será el rol de Luis Bonini?, ¿Será el adiestrador de trapecio en altura?, ¿O el instructor de los malabaristas?, ¿El profesor de los acróbatas?, O le tocará ser el domador de las fieras?
Finalmente, ¿Qué pasará si el público que llena las carpas de este circo cada vez que tiene función se aburre de ver siempre los mismos trucos, malabarismos o acrobacias fallidas, y deja de pagar su entrada (o suscripción) para ese mal espectáculo? Menudo problema asumir que en la analogía del presidente Heller quedaron, aparte de las ironías y los memes, más cuestiones por las que preocuparse que por las que podamos estar tranquilos. Y así, va a seguir durmiendo poco y mal el ‘presi’.
Por Jaime Aguirre Dueñas de @Cienx100Azules