• Sáb. Oct 12th, 2024

Solo algunas cosas nos hicieron felices durante el 2015 si hablamos del cuadro mágico, la más importante de todas es poder haberlo visto semana a semana durante el Clausura, Apertura, Copa Chile y una Supercopa, pequeños detalles.

Si uno puede resumir el año la foto perfecta y casi resignadora es las dos copas, una que no te lleva a nada y otra que nos tiene el nuevo año en Copa Libertadores, ¿Y que más?

El primer semestre del 2015 estuvimos en Libertadores, pero la actuación de la U fue paupérrima, tan así, que en el duelo con Inter de Porto Alegre jugado en el Nacional, Aránguiz le pedía sus compañeros brasileros, que tocasen para el lado. No había que humillar más a la U.

En el torneo de Clausura, no hubo más partimos empatando con Cobresal en El Salvador y perdieron con La Calera en Quillota, como resumir que con equipos de menor jerarquía, no hubo nada que hacer y Johnny Herrera resumió muy bien este periodo: «Nos quedamos sin nada en la Copa Libertadores y el Clausura. Estamos tristes, preocupados, porque somos un club grande y tuvimos un semestre para el olvido. Nos vamos muy dolidos, estamos completamente afectados. Ha sido un semestre horrible», además de recordar que Martín Lasarte estuvo enfermo y no comenzó con el equipo esta campaña.

El segundo semestre se veía más esperanzador, pero los refuerzos no llegaban a tiempo y la pretemporada comenzó sin Lasarte, aún así para el primer duelo amistoso con Quintero, Renato González aparecía como una de las novedades de la U.

Se sumaron Valencia, Rubio y Rodriguez, ¿Resultado? Una Copa Chile extraña que en un comienzo podía perderse, pero que la U supo manejar, dándose cuenta en la primera fecha del Apertura, que no era un equipo que podía dar algo en dos frentes, como lo había intentado en el clausura, donde Libertadores y ese torneo, la U no los pudo enfrentar, pero ahora era la revancha y los azules optaron por la Copa Chile.

Antofagasta era el rival de la U en el apertura y Ditturo, le decía al equipo de Lasarte que era mejor no arriesgarse, así los azules aunque no lo parezca o si lo parezca, no dieron el cien por ciento por jugar ese torneo, quizás algo intentaron hacer con Colo Colo y Católica, pero eran pildoritas, que los hinchas no se compraron del todo, lo mismo sucedió con la Supercopa, era la U de Conce solamente, no conformes, con ello, el destino nos puso tres veces más a enfrentarnos con ellos, por el torneo y Copa Chile.

De la Copa Chile en si, podemos decir que nos hizo recorrer gran parte del país y no vi, a diferencia de la contra, que nos cambiasen de cancha o que reclamásemos por el frío, calor o el horario. La U viajó e hizo lo suyo.

Colo Colo quería manejar la fecha final del certamen copero, pero la U menos mal no aguantó ni una reprogramación más y así llegó a La Serena, no había nada que ganar o perder, solo había que jugar, el resto ya lo sabemos, Corujo y Herrera los inmortales de aquella noche serenense.

Y quedaba la guinda de la torta, finalizar el torneo de Apertura y en las horas previas, el actual deté, que no es deté (Porque no sabemos de firmas), llamó a un grupo grande de jugadores, para avisarles que no seguirían en el equipo mágico. Como consecuencia de ello, algunos no quería concentrar.

También en las horas previas a la final se lanzó la camiseta nueva de la U, Lasarte, quién como la mandataria del país, se enteró por la prensa de que no seguía, almorzaba en Las Uruguayas y el hasta en entonces capitán de la U, José Rojas, anunciaba sin la compañía de nadie, su salida del cuadro mágico.

El día sábado 5 de diciembre, terminó el año, con aplausos y homenajes para Rojas, Lasarte y cuerpo técnico, y un partido para el recuerdo 2 a 1 ante Huachipato en el Nacional.

Traté de resumir lo que más recordé del año, hay más cosas, malos momentos, para que les voy a insistir con el estadio, pero también de los buenos. Espero que lo que venga sea mucho mejor, pero de manera personal siempre me ronda la frase de la señora que nos gobierna: «Puede ser peor».

Aguante la U, hijos del rigor y no amantes de otras cosas superfluas.

Por Leo Mora

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