El ambiente y el escenario era propicio: Un Estadio Santa Laura sin entradas disponibles con 16.000 personas que no perdían la fe en un equipo que solo sabía de derrotas en los últimos 3 partidos. Sin conocer ese detalle, la imagen hacía recordar las noches de Copa Libertadores cuando la U ilusionaba a sus fieles.
Pero en la cancha, no había un campeón sudamericano, estaba el Curicó que venía de golear a O´Higgins y una Universidad de Chile que viene de mal en peor no solo en este torneo, sino que en los últimos años.
El primer tiempo vio dos defensas que mostraban sus centrales sin la capacidad de salir jugando, los 4 defensores agarraban el balón y lo rifaban adelante, es cierto que ambas retaguardias no pasaban apuros en términos generales, principalmente por la incapacidad de las delanteras de generar peligro real. La U tenía ganas, pero nada más, daba la impresión que bastaba con no recibir goles para el que el saldo azul fuese positivo. En eso, el entre tiempo llegó sin registrar ninguna ocasión real de riesgo en alguno de los arcos. La gente presionaba, pero el local no tenía como llegar a la puerta rival.
En el complemento el duelo siguió en gran parte por la misma línea. Con ambos equipos sin poder vulnerar a las defensas rivales, pero la U un poco más adelantada en el campo, aunque la posesión le pertenecía a Curicó. La diferencia ocurrió cerca del final, una clara mano en el área maulina generó un penal que Fernández transformó en gol. El grito de la hinchada fue tremendo y el triunfo parecía posible, pero si algo le falta a la U esta temporada es jerarquía, porque tuvo terror de ganar, los jugadores se pusieron nerviosos y retrocedieron mucho. En los 5 minutos finales la visita tenía campo y balón para armar. De esa manera, Ronald de la Fuente contó con todo el espacio que quería, avanzó y mandó un centro que pilló a dos de los centrales más altos del torneo (Carrasco y Tapia) mal parados, cabezazo y gol. 1-1. No fue lo único, ya que Curicó pudo ganarlo justo antes del final, pero Galindez contuvo bien.
Mejoró en defensa la U, pero es un equipo que no puede caminar y comer chicle al mismo tiempo, o se defiende medianamente bien o genera peligro en el rival (también medianamente bien). El problema es que el tiempo se acaba para Escobar y el romántico viajero no ve un sendero brillante por el cual continuar.