Según la peculiar organización de nuestro torneo de primera división, a mediados de cada año se puede producir una completa renovación de la plantilla de jugadores de cada club, y en cambio a inicios del año calendario solo pueden sumarse tres nuevos futbolistas.
Debido a lo anterior, cuando asumió Sebastián Beccacece como director técnico de la Universidad de Chile, fueron muchos jugadores los que se fueron pero solo llegaron Gonzalo Jara, Luis Monzón y Luis Fariña. Pero en el semestre anterior el entonces técnico Martín Lasarte había aprovechado este aspecto reglamentario y trajo para el apertura 2015 a cuatro jugadores (Patricio Rubio, Leonardo Valencia, Renato González y Matías Rodríguez). Y para el apertura 2014, aprovechando la misma franquicia se trajo a 8 futbolistas: Gustavo Canales, Cristián Suárez, Mathías Corujo, Gonzalo Espinoza, Benjamín Vidal, Joao Ortíz, Guzmán Pereira y Cristián Cuevas. Si agregamos a estos nombres los tres jugadores que llegaron para el clausura 2015 (Miguel Jiménez, Leandro Benegas y Maxi Rodríguez), nos encontramos con que para los tres torneos bajo la dirección del uruguayo, la “U” se “reforzó” con la friolera de 15 jugadores. Ya sabemos el desempeño de cada uno de ellos con la camiseta azul, casi todos con saldo en contra, y a casi todos ellos Beccacece los heredó en el plantel y tuvo que armar equipos con lo que contaba. Por eso en estos dos semestres ha ido “limpiando” la planilla para armar un plantel de acuerdo con su paladar futbolístico, lo que al parecer ha logrado para este torneo.
De los mencionados, solo queda Matías Rodríguez, y digamos que a muchos de ellos los “cortó” el mismo técnico que los trajo, como por ejemplo Cristián Cuevas, Benjamín Vidal y Joao Ortíz. Es decir, Beccacece ha armado un nuevo plantel y a los mencionados a sumado, hasta ahora, a ocho refuerzos: Fernando de Paul, Christian Vilches, Alejandro Contreras, Franz Schultz, Lorenzo Reyes, Felipe Mora, Juan Leiva y Gastón Fernández. A estos hay que sumar a los retornados Nicolás Maturana y Guillermo Díaz y a los “dos nuevos refuerzos” anunciados el sábado por el presidente de Azul Azul, Carlos Heller. Es decir, 12 jugadores nuevos. Sí, doce.
El torneo pasado, con un plantel armado por Lasarte, con los que fracasó rotundamente en sus últimos dos torneos, Beccacece tuvo un rendimiento muy semejante, por lo que se hacia necesaria esta verdadera “razzia” en la nómina, y tuvo las atribuciones y el respaldo para hacerlo. Lamentablemente con lo cortoplacistas que somos actualmente, se le está exigiendo ser campeón para que siga, dejando de lado conceptos básicos que hablan de afiatamiento, conocimiento, etc., todo lo que conlleva un “proceso futbolístico”. Con doce jugadores nuevos, se requiere de tiempo para trabajar, y eso es justamente lo que para muchos no hay.
Se le dio cuanto pidió, es cierto, pero el éxito futbolístico no es “solo” ser campeón, menos en un equipo destrozado como ha sido la “U” en los últimos tres torneos. El éxito, a mi juicio, sería plasmar un estilo de juego, darle una identidad al equipo, y creo que así los resultados llegan solos, pero hay una cosa antes de otra. No pretendamos ganar torneos jugando a nada o mal, eso ocurre una sola vez cada muchos años y ya nos pasó en el apertura 2014. Para los que celebran copas y títulos, eso es lo único que vale, pero somos muchos los que vamos más allá de eso. Pero si hay que poner metas “objetivas”, creo que Beccacece debería “zafar” si clasificamos a la Copa Libertadores y nos ubica entre los tres primeros de la tabla de posiciones. Ojalá que en su fuero interno Carlos Heller piense igual y no sea un hincha más que solo pide títulos. Él más que nadie debe tener la cabeza fría.